domingo, julio 10, 2005

De recuerdos desenterrados

Esto realmente no era tan largo, y tampoco lo tenía planeado, pero ha acabado saliendo de mí como lo haría un Alien o algo así... ^^ Realmente no sé cómo me siento después de escribirlo. Aliviada por expresar cómo me siento... la mayor parte de las veces en forma impersonal, pero realmente sale de mi interior, de mi vida, de por qué me siento así y puede que las razones de mis depresiones se encuentren en algún sitio escondido de mi vida... pero que está ahí y con el que tengo que luchar a menudo.

Esto salió de mí sin mi permiso, y creo que se nota bien cuándo comenzó a cobrar conciencia propia... pero me siento bien después de haberlo hecho. No lo he releído, probablemente lo borraría y no dejaría constancia de nada, y creo que no sería aconsejable hacerlo.

En fin, ahí va.



Siempre supe que en cuanto abandonara el pueblo y pasara unos días viviendo sin ataduras, ya no volvería a ser la misma. Antes la vida aquí me daba igual, siempre estaba en casa, y no tenía motivos para salir. Una vez que me fui a Granada... todo cambió, y mi costumbre de permanecer enclaustrada en cuatro paredes cedió paso a su contraria. Salir de tapas, cine, pasear, leer, ir a la biblioteca o simplemente pasar rato con los amigos... Creí que podía vivir sin eso... Realmente... ¿Por qué he estado tanto tiempo engañada? ¿Qué fue lo que me hizo permanecer asi tantos años de mi vida? No me arrepiento, han creado una parte de mi forma de ser que me gusta. Aprendi a aceptar la soledad, aunque a menudo me hacía daño y me lo sigue haciendo; es como la droga, puede que una poca no te haga daño, pero en grandes cantidades te mata. Y la verdad, ha habido ocasiones durante este curso que esa soledad malsana me ha rodeado y no me ha dejado hueco para respirar...

Y ahora aquí... Llevaba una semana en Belalcázar y ya estaba amargada. No sé si realmente es por el hecho de estar aquí o porque definitivamente no me llevo bien con mis padres, pero mi madre ya utiliza repetidamente en sus discusiones la ya conocida y renombrada frase de: "Con lo borde que eres, ¿cómo te va a querer nadie?"...

Durante años, esa frase ha hecho daño, mucho daño, tanto que muchas veces creí que no la soportaría una vez más, llorando amargamente encerrada en la habitación mientras soñaba que mi madre subiera a decirme que no, que lo había dicho sin querer, que no hiciera caso, y me daría un abrazo que hiciera que esa idea se largase de mi mente llevándose el dolor de paso... Pero nunca fue así.
Sé que toda mi familia me quiere. Pero a veces tengo la impresion de que personas con las que he cruzado alguna que otra palabra, o me conocen de algunos meses, prestan más interés en mí. A veces lo pienso, que en vez de regalos, dinero o cosas así, me hubiera gustado más un abrazo. Mi familia es cariñosa, no digo lo contrario... pero no son muy dados a las muestras de cariño físico. A menudo me siento insegura en el momento de expresar una muestra de cariño, es como si estuviera fuera de lugar, como si al intentar acariciar una cara, o dar un beso o un abrazo, estuviese haciendo algo mal... Ayer hablando con alguien me lo comentó. Es verdad, mis roces son leves, como si hiciese algo malo si postergara el apartar la mano... Incomodidad.
Me sentí muy bien al saber que al menos, la sensación que provoco con mis palabras evoca cariño, preocupación por los demás, e incluso puede que bienestar. Que una parte compensa otra, que al parecer no soy tan fría como suponía.

¿Pero cómo destruir este muro que se ha creado en el transcurso de los años? No se puede volver atrás, y la confianza en uno mismo, que se construye mediante roces, mediante el tacto, mediante la seguridad que te provocan estar envuelta en unos brazos y apoyar tu cabeza en un pecho cálido mientras te arrullan. Sabes que eres consciente de que cuando nace uno más en la familia y muere otro, ya pasas a un segundo puesto y por lo tanto, tienes que esperar tu turno, que ya no te prestan tanta atención como antes. Que te relegan.

Saber que en el momento en que te vuelves diferente a los demás comienza tu sufrimiento, la degradación de tu persona, el rechazo, las burlas, la soledad... Y al principio lo sobrellevas, no eres consciente de lo que ocurre, aún no lo comprendes, y continúas con tu vida. Vas a clase y te sientas con la persona a la que ves todos los días, que comparte tu compañía desde los tres años, y que te sonríe cuando la miras, haciéndote saber que está ahí esperando que digas algo, y reíros juntas. Y todo lo demás es igual. No te interesa.

Los días pasan y poco a poco tu existencia va tomando un suave giro. La ignorancia que te dirigen a ti y a tu amiga cada vez es más fuerte, ha llegado el momento en el que la gente empieza a fijarse en el sexo contrario, y esto os distancia más. Ellos comienzan a salir, a escaparse para estar con chicos, a fumar, a llegar tarde. Y tú haces un intento por imitarlas, pero no disfrutas como ellas parecen hacerlo. Te desagrada la forma en la que actúan, y la verdad es que no te interesa realmente lo que hacen. Sólo quieres sentirte dentro del grupo, pero no funciona. Todas acabamos por darnos cuenta que a veces algunas personas no encajan en el puzzle, y no puedes seguir presionándola en el hueco, porque sabes que aunque sigas intentándolo, no lo conseguirás.

El tiempo termina por demostrarte que no te pareces a los demás. Y pronto, ocurre algo que no te esperabas. La promesa de estar juntas siempre se rompe. Lo entiendes, no siempre tiene que ocurrir lo que planeas, ni lo que deseas, y entonces la persona que te acompañaba encuentra a ese “alguien” especial. No dejas de disfrutar de su compañía, de los momentos en que os mirábais y reíais a la vez, en los que hacíais tebeos parodiando a los compañeros de clase, a los “enemigos” de tu pequeño universo. Y tienes la suerte de conocer a otra persona con la que compartir ratos, alguien a quien dar y recibir amistad. Y se convierte en tu segunda confidente.

Vuelven a transcurrir los años. Comienzas bachillerato. Tus dos apoyos no están en tu mismo instituto, pero piensas que no te sentirás sola. Al principio entablas conversación con gente, haces “amigos”. Pero de nuevo el tiempo te demuestra que el pequeño grupo que habías formado se dispersa y sólo queda una persona a tu lado, que te apoya, aunque sea tan diferente a ti, y con la que puedes hablar de cualquier cosa. Que te preocupas por ella y ella se preocupa por ti. Vuelves a sentirte aceptada. Sin embargo, un buen día tu ánimo se quiebra y te precipitas a un pozo sin fondo y del que no eres capaz de salir sin ayuda. Entonces ocurre un milagro, y una de las personas a la que conoces de haber compartido diálogos durante una semana seis meses atrás, tira de la cuerda que cuelga de la pequeña rueda del pozo, y lentamente pero sin soltar la soga, hace que puedas volver a comprobar que en el cielo hay sol, y que por la noche la luna ilumina tu senda. Pero el Destino es cruel, y al poco te arranca a la persona que te acompaña en el instituto, cuando necesitas aún ese apoyo que no puede brindarte la lejanía de otra gente. Y entonces das de golpe con la cruda realidad. Que no entiendes al resto, que ellos tampoco a ti. Tu soledad te delata como un ser extraño y que a menudo no es bien recibido. Y de nuevo la fortuna arroja una pequeña luz en el camino. Un amigo, con el que hablar de vez en cuando en los pasillos, que te pregunta por esa cara tan seria, que te explica sus ideas y oye con atención las tuyas. Y a pesar de todo, también desaparece.

Tu aislamiento se vuelve más notorio, y las conversaciones en clase se te antojan superficiales y sin relevancia. A menudo te piden su ayuda, pero a cambio de nada. Tú les das lo que quieren, los ayudas sin pedir nada a cambio, y ellos te contestan con una sonrisa. Al menos tienes eso. Una sonrisa. Y te aferras a ello.

Te duele pensar que el único abrazo que te brindaron fue ante la idea de que algunas de tus amigas podían haber salido dañadas en un atentado. Cuando los nervios y la angustia eran tan fuertes que impedían que el aire entrase en los pulmones y que tu corazón latiese correctamente. Cuando eras incapaz de coger cualquier cosa sin que te temblase el pulso o no era posible otra cosa que balbucear entre sollozos. Cuando sólo ves que tu mundo se desmorona otra vez frente a tus ojos, y no puedes hacer nada para evitarlo.
Y al final el curso acaba, y apruebas. Te despides de ellos con besos y con fotos, deseándoles suerte. Sabiendo que muchos no volverán a dirigirte una frase de saludo porque ya probablemente no les haces falta.

Y tras un caluroso verano, en el que pierdes la compañía altruista de tu otra amiga, y te sientes miserable, emprendes paso atiborrada de maletas y deseos de independencia hacia una ciudad que no conoces con gente que tampoco, pero que es amable e incluso divertida. Y te sientes feliz. Pronto vuelves a entablar conversación y lazos, y se forma otro pequeño grupo. Y pronto, un día que te presentas a un casting, conoces a gente que te acompañará por el resto del año. Una vez más, el Destino te la juega, mandándote al hospital, pero solo para hacer que te des cuenta realmente de la gente a la que le importas. Y te sientes dichosa, porque tus compañeros de piso se muestran serviles y preocupados, y por otra parte te sientes desgraciada al saber que los que creías amigos en esa ciudad nueva te dan la espalda. Pero ese malestar se mitiga porque una vez más, gente a la que conoces de hace poco te brinda su compañía sin reservas, y sabes que algunas personas que han estado junto a ti toda la vida, aunque el tiempo las haya distanciado de ti, te siguen queriendo.

Y cuando te recuperas, conoces a alguien que piensas sólo será compañera de momentos de fanáticos, pero que poco a poco va forjando contigo la ya conocida confianza que precede a la amistad. Y desde entonces sabes que puedes contar con ella.

Y el curso universitario va pasando, y también has entablado relación con dos personas más de la clase, y que una en especial se va haciendo con parte de tu amistad aunque realmente estés reacia a hacerlo, por temor a que te ocurra como con los otros. Pero al final cedes.

Y llega finales de abril, y representas una obra de teatro. Y el apoyo que os brindáis entre vosotros, las risas, los abrazos de ánimo, hacen que te sientas menos insegura, y en tu monólogo brindas un sentimiento que realmente es el tuyo, que no lo interpretas, que parece como si hubiera sido escrito para ti, para que tu alma exprese lo que siente sin sentirse desprotegida, bajo la máscara de la interpretación. Y los aplausos que se escuchan al terminar los recibes agradecida, nerviosa y emocionada, porque sabes que van dirigidos hacia ti.

Y al día siguiente emprendes un viaje casi secreto para encontrarte con gente que comparte algunas de tus pasiones: el rol. Y finalmente te encuentras con gente a la que sólo conocías a través de una pequeña pantallita en el ordenador, a la que no conocías su voz, e incluso a algunos, su nombre, pero que te hablan con confianza y también con cariño y amistad. Y te sientes cómoda y feliz, porque finalmente te encuentras con gente que conoces desde incluso tres años atrás, con los que has compartido ideas, historias y muchas risas. Con las que te has desahogado y a las que las has aconsejado, a veces errando y a veces siendo de gran ayuda. Y también conoces gente nueva, que realmente te llega adentro sólo con unas simples palabras, que incluso sabes son parte del juego, pero que hacen que se claven dentro de ti y al recordarlas tu boca se tuerza en una sonrisa de nostalgia. Porque esos días, te olvidas de quién eres, de tus problemas, de tu vida, y sobrellevas otro nombre y otra historia a tus espaldas.
Y finalmente, terminando el curso, y debido a un estúpido comentario que dejas en un foro un día que estabas aburrida, alguien te agrega entre sus contactos. Y esa persona pasa a instalarse también dentro sin su permiso, a través de diálogos a veces breves, pero de gran ayuda, animándote sin esperar nada a cambio, y también compartiendo muchas risas y conociendo tus puntos débiles y tus heridas.

Y llega un buen día en que todo se trueca, y te sientes traicionada por algunas personas, pero afortunadamente las que siguen apoyándote consiguen hacer un muro alrededor tuya y evitan que vuelvas a hundirte. Y entonces te despides de ellos hasta después de unos meses con tristeza, y emprendes el camino a casa.

En el transcurso de unos días tu existencia vuelve a amargarse, y vuelves a apoyarte en las ventanitas de internet, sabiendo que muchos de tus amigos están al otro lado, tecleando palabras de apoyo, haciéndote saber que siguen ahí.

Y eso, realmente eso, es lo que te hace seguir día a día, desoyendo palabras afiladas que pretenden desgarrarte una vez más el alma. Y cada vez que ocurre eso, piensas en toda la gente que está esperando en volver a saludarte, y regalarte una sonrisa.

Gracias por estar ahí Virginia, Melisa, Mercedes, Jorge, Conchi, Inma, Cari, Moni, Noe, Iris, Águeda, Elena, Diego, Natalia (Sharee) y Sergio. Realmente no sabría qué hacer sin vosotros.




Está sonando: #1 Crush, de Garbage.

6 comentarios:

Opium Dwarf dijo...

Después de leer tu post, me has hecho volver a la realidad. Todo esto lo he vivido yo (parece que te esté copiando :S, pero desgraciadamente no) y lo estoy viviendo aún. Yo no tenía piso en otra ciudad en época universitaria, pero si coche propio que me permitía ir y volver sin dar explicaciones. Intenté independizarme con unas ideas que traía en mente y me salió mal, sólo aguanté 6 meses (y si mi madre tb me decía eso "con lo malcarada que eres como te va a querer alguien?" "no me extraña que no tengas amigos, con lo especialita que eres"...) y al cabo de dos años me dejaba el chico con quién había compartido tres años de mi vida, de la forma mas absurda, surrealista y cruel. Y me hundí muy muy muy hondo. No hace falta explicar con detalle lo qué viví y lo que me pasó por la cabeza, resumiendo: mi mundo entero, mi futuro se hundió conmigo. Me ayudaron a salir, también a través de la pantallita, pero de esto hace un año y medio y yo, aunque habré mejorado mi autoestima, sigo hundida igual. No recibo abrazos de normal, ni cuándo estoy bien ni cuándo estoy mal, he llegado a pensar que si desapareciese nadie se daría cuenta, si cayese enferma nadie me visitaría. Siempre soy yo la que se mueve y ni la gente que vive "cerca" (Barcelona) se dedica a quedar aquí cerca, siempre esperan a que sea yo la que vaya para allá.
No me dedicaré a decir de nadie, pq cada uno es dueño de lo que dice o hace y sabrá lo que hace, pero realmente me he sentí y me siento un tanto sola.
Cuándo a veces comento que apetece viajar, apetece ver a la gente (puedo jurarte que si alguien me lo dijese a mi le diría sin más: "vente no busques nada que si hace falta acampamos en medio del campo") gente con la que considero que tengo una gran amistad, pierdo la ilusión, pq tan solo te dicen: a pues ya me avisarás :S con poco entusiasmo. La semana que viene quería irme a Madrid, pero el miedo que tengo encima de ver que la gente igual no tiene tanta ilusión por verme, me está haciendo dudar y me pasará como siempre, me quedaré sin billetes.
Estoy triste, y aunque entre a internet y parezca la persona mas dicherachera del mundo, no diré que es falso, pero des de luego tampoco es toda la verdad.
Al igual he desanimado mas al escribir esto, yo estoy recibiendo ayuda de profesionales, pero siento como si todo lo que me dice mi psicólogo sea mentira, tan solo una farsa para que yo me sienta mejor.
Siempre he creído que vivo de abrazos y cariño (ya que raras veces me los dan o yo me atrevo a darlos) y es lo que menos tengo. Los chicos pq se hechan para atrás por miedo a que creas que es "otra cosa" y las chicas...pués no lo se, a veces me considero de una raza rara y por eso no comprendo al resto del mundo. Puede que sea por esto que a veces digo k soy un duende. Un abrazo wapa tu tb eres una gran ayuda para mi :)

Anónimo dijo...

Realmente no se que decir, has conseguido emocionarme... Porque mucho de lo que has escrito parece que estés hablando de mi... Y sabes que no se me da nada bien expresar lo que siento. (y no te imaginas lo que me cuesta escribir esto, pero voy a seguir tu ejemplo)
¿sabes? Yo siempre he sabido que era muchísimo más madura que mis amigas (y no me estoy echando flores), porque desde que he tenido memoria he tenido que convivir con la estupidez humana, soportando el rechazo y burlas de gente que ni me conocía (y que he aprendido a ignorar y hasta utilizar... Sin embargo, aun siguen doliendo), tragedias que la gente no vive hasta que es adulta y que yo “soporté” sin soltar una lagrima y el peor de todos, mi fobia al rechazo y la soledad...
Esta “fobia” me ha convertido en una persona hipócrita, cínica y falsa ( y no exagero, hay momentos de mi vida que prefiero olvidar) y ha creado una especie de coraza que me protege de todos... Una coraza de falsa felicidad, de ayudar y sonreír a gente que no me aporta nada (para la que yo soy una “rarita”,que les hace reir y escucha siempre sus problemas) , solo por el hecho de no estar sola... Y que, una vez ya no las necesito (mis compañeras de clase, mis amigas del colegio...) las he ido dejando atrás... Solo porque me aburrían... Y, sobretodo, para que no me hicieran daño (esto me ha llevado en no confiar en casi nadie....)
Pero esa es la lección que he aprendido del mundo... Que la única manera de sobrevivir es siendo el doble de falso de cuantos te rodean... Quiza sea una forma muy cutre de vivir, pero es la mía (por eso me rio mucho cuando, personas que ni me conocen, dicen que soy muy buena persona).
¿y sabes que es lo que mas rabia me da? Que personas como tu, que me caen genial, con las que comparto mogollon de gustos y aficiones, que me ayudan, que me comprenden, que confío.... resumiendo en una palabra: amiga (palabra que la mayor parte de gente con la que convivo no es... Es mas, aquí una amiga de verdad, con la que verdaderamente confíe, solo me ha demostrarlo serlo Isa...) estén a tantos y tantos kilómetros... Y que la única forma de comunicación sea una pantalla y un teclado...
Sin embargo, esta ayuda ha sido para mí fundamental en un mundo donde tenia que evitar ser yo misma... Donde, a pesar de estar rodeada de gente que “decia ser mi amiga” me sentia sola...
No te doy las gracias, porque las gracias no son suficiente agradecimiento... Solo un consejo (que a mi me sirve de mucho): lo importante es estar feliz, aunque no se tengan ganas, aunque veas que todo es una patata hervida con ketchup rancio y caducado, hay que tratar de sacar el buen humor de donde se pueda... E incluso si es humor negro, riéndote de los demás y de ti misma, lo importante es que te haga reír, porque de la risa a la alegría va a un paso, y con alegría todo pasa antes y mejor... Hay que evitar los bajones a toda costa, sufrir por gente que no te aporta nada no sirve para.... Nada (y ya se que es un modo de ser muy egoísta, pero tía, hay que SER egoísta... Y pensar en una misma... Te podria contar muchas cosas acerca de este tema...)
Venga, miiiiiiiiiiil besos!!!!!!!! Y, te voy a pasar un link que te hara mucha gracia... :D http://www.elfenomeno.com/foro/foro_fenomenos.php?acc=2&t=&p=&m=20839&c=979999999999999999

(que rara era yo en aquella epocaaaaaa... Pero fue mi epoca de cambios...)

Ariniel dijo...

Ostia, Águeda!!!
Creo que ese fue mi primer post!!!
Y pensar que nos conocemos desde octubre del 2002... me alegro de haberte conocido, aunque te matasen tres veces en efeyl... jejeje.

besitos AMIGA.

y di que si, falsas hasta la muerte... yo lo soy pero solo con algunas personas ...

Anónimo dijo...

Nena... ya te lo dije, hay que tener narices para soltarlo todo de golpe y tu tienes muchos ovarios ;)
Ya me conoces mas o menos y a mi tambien me la han y siguen jugando en muchos aspectos y terminas no ya por aceptar sino por tomar como decision propia, tener por compañera la soledad. Hasta que en muchas ocasiones te das cuenta que hasta esa soledad esta sola... y buscas alguien con quien hablar... y no hay nadie. Por suerte, a veces, los comentarios en foros no son estúpidos. Y si lo son, las mejores cosas pasan por cosas tontas y sin esperar.
Has podido comprobar que tienes gente alrededor y que las situaciones cambian a mejor.
Cuenta conmigo y espero verte en Septiembre para seguir espantando monjas... o lo que nos echen. XD
Treze Bezoz Zinietroz peke!!

Unknown dijo...

Wenas nena...miro tu blog en busca de tutoriales para góticos y me encuentro uno de los post que más me ha emocionado nunca. Un post triste pero con esperanza (me anota Diego) y tiene razón. La gente falla y como muy bien dice sharee a veces pones un montón de ilusión en una amistad que no sabes si es igual recibida por el otro lado. Nos toca arriesgar, porque si no lo hacemos nunca ganaremos :P ¿quién me diría a mi que esa pequeña batalla a favor de los elfos en el irc iba a luego a traer tan buena amiga?
Yo soy rara...y puff como tal siempre he tenido miles de problemas a la hora de hacer amistades femeninas :( . Me ilusiono y siempre busco abracillos y contacto físico (no penséis mal). Lo único que me compensa es que hay gente tan rara como yo :P.
Y na....a ver si nos vemos prontito que una pantalla de msn no vale.
Elena (Alathea en otros mundos)

PD Sharee, cuando bajes a Madrid avisa, que quiero escaparme.

Ramona dijo...

Falsas y malas. Ojalá no os sintais solas algún día, aunque algunas veces la gente no se extraña. Ánimo.