lunes, agosto 13, 2012

De gente guarra y pejigueros.

Como sabéis, ando trabajando en el bar-restaurante-hostal del pueblo, que ahora lo tiene mi familia.

Todos somos muy especialitos con la comida, y con la forma que se sirve, y cómo no, y con qué, y cómo de rápido.

Hay gente que no entiende que haya diez pedidos antes del suyo, y hay gente que te devuelve el plato porque no está en su punto.

Como el otro día. Entran seis al comedor. Piden menú del día. Y en vez de un primero y un segundo, muchos quieren dos primeros. Bueno, venga. Una de ellas dice que nos esperemos, que no sabe si le gusta el salmorejo, que le pongamos a los demás y ella prueba. Se hace. Se pide uno. Te lo echa para atrás porque dice que no le gusta. Señorita, son los mismos tomates y está igual de frío y tiene el mismo jamón, y el mismo pan y el mismo todo.

En fin. Que se pide el "segundo". Paella. Y la paella la pide sin carne. Se le quita la carne a la paella. Se le pone el plato y se le dice "este es el que no tiene carne". Cuando vuelves a llevarle el plato a los demás, le ha dado su plato a otro y tienes que llevarte el plato que traías con carne para que se la quiten.

Llega el postre. Pide melón, igual que varios de sus compañeros. Te manda el melón para atrás porque dice que sabe a pepino. Mientras tanto, sus compañeros comen melón como si no hubiera mañana.

Hoy. Menú del día. Uno de los platos, lentejas. Se han puesto tres platos de lentejas. Uno de ellos dicen que están duras, quemadas y malas. Los otros comen como cerdos. El mismo que se queja se come todo el plato. Pues tú me dirás.

Aparte, en el hostal anoche se quedaron cinco tíos más guarros que la tos. La habitación lleva ventilando toda la mañana porque madre mía. Han atascado los baños de las dos habitaciones y uno de ellos rebosó y pusieron las toallas blancas en el suelo. Tú me dirás a mí cómo han acabado las toallas. Pa tirarlas, vamos.

Hay cada elemento... que vamos.