martes, enero 08, 2013

No leáis este post o moriréis de sobredosis.

Sabéis, siento que debo escribir. Debo escribir, porque ayer fue un día muy intenso.

Todo esto comenzó unos días antes cuando volví a Córdoba de incógnito por el cumpleaños de A, y luego nos vinimos a casa en plan rapto gitano, como suele decir. Hace tiempo que no pasamos el tiempo por aquí por mi casa ya que siempre andamos en su piso.

Supongo que la gente pensará que es una total idiotez, sabeis, el hecho de que yo pueda atesorar detalles como el que se venga a mi casa, el despertarme a su lado por la mañana y zanganear en la cama un rato, el que se venga, y no haya nadie más. No me entendáis mal, en su casa no lo paso mal porque haya gente, de hecho me gusta. Pero hace tiempo que no estabamos a solas, y es algo que supongo que me hacía falta. Esa intimidad muda y completa. El "hoy te tengo para mí sola", esa tranquilidad y esa falta de presión porque en el salón haya alguien y está feo no interactuar con ellos...

Sin más, estábamos viendo alguna serie cuando creo recordar que llamé a Jorge para comentarle algo con el manos libres. Y no me acuerdo de la conversación pero al momento se decidió que íbamos a ir a Granada al día siguiente.

A. sabía que yo he estado añorando mucho a mis amigos y la increíble nostalgia de Granada que tenía. Y allí que nos fuimos.

Ha sido un completo logro el hecho de que pudiera aglomerar a casi todos mis amigos en un día. Algunos no pudieron, otros no contestaron. Pero son todos los que estaban y estaban todos los que son, como se dice.

Llegamos a casa y estaba completamente agotada. Y me puse a llorar. Lloré como una idiota, en fin. Pero sabéis, es que necesito decirlo.

NADIE ha tenido nunca los detalles que tiene conmigo. Nadie se ha tomado tantas molestias, ni se ha preocupado de esa forma por mí. Mis amigos y mi familia se preocupan por mí, es obvio, y soy consciente de ello, y no estoy quitándoles mérito. Pero me sobrepasó y me puse a llorar de contenta. Soy así de irónica yo.

Ayer fue, posiblemente, el mejor día de mi vida. Fue muy especial para mí el combinar esas dos partes de mi vida, lo que me importa de Córdoba y lo que me importa de Granada. Fue muy especial y muy importante que os conociérais todos, y que estuviérais allí conmigo.

Sólo quería que supiérais eso. A vosotros, a todos, gracias.