martes, octubre 09, 2012

Diario de una guiri cordobesa II y otras moñeces

Me he quedado dormida. Y no es la falta de sueño. Hoy dormí bien, a diferencia de estos últimos días. Supongo que la compañía hace que todo esto sea diferente.

Y es que sí, ahora duermo acompañada la mitad del tiempo. Yo, la señora Voy A Marear La Perdiz Hasta Que Vomite, yo, bueno, estoy con alguien. Y es que básicamente ha sido llegar a Córdoba y besar el santo, como quien dice. Internet ha sido de ayuda. Me metí en una página para conocer gente en Córdoba, ya que me veía un poco sola y perdida, y en fin, sí encontré a alguien.

Por suerte o por desgracia, no vemos mucho la ciudad. Y es que entre trabajos y estudios no se puede. Y el que yo trabaje los fines de semana también afecta, supongo.

Y de alguna forma me da algo de miedo, sabéis. No la relación en sí. Eso está bien. Me encuentro un poco desnuda en el sentido de que... a ver, vosotros me conocéis. Me lo pienso todo muchísimo. Y ahora no le estoy dando tantas vueltas. Supongo que más de uno me diréis que es algo bueno. Pero me hace sentir algo desprotegida. Aunque a veces creo que merece la pena.

Y en fin, que no era eso lo que venía a contaros. Que hoy he faltado a la clase (que empezaba a las cinco) porque me he quedado dormida. Y es que estoy algo pachucha. Días del mes. Y tengo que salir pero no tengo ganas de moverme y... en fin. Mi reino por un trozo de chocolate.

Y curiosamente tenía ganas de escribir una entrada. Una personal, sobre cómo me va, qué tal todo, y todo eso. Y por otro lado no tengo ganas de hacerlo. Quiero chocolate. Creo que voy a por un paladín doble en cero coma dos.

No sé. Quiero escribir, pero estoy de alguna forma bloqueada. Quiero dibujar y tengo demasiada pereza. He de buscar alguna forma en la que invertir mi tiempo libre. Probablemente me pondré programas antiguos de Milenio, o Las Chicas Gilmore, y empezaré a pasar apuntes a limpio. No sería mala idea.

Y en cambio lo que estoy haciendo es leer un fic larguísimo. Leo mucho últimamente. Tristemente son fics y se me acumulan los libros. Estoy un poco obsesionada.

Y también estoy comiendo poco. Mi madre me echa cosas de comer todos los domingos, y se me están empezando a acumular en la nevera y el congelador. Y sea como sea, no sé cómo no lo gasto, porque casi no estoy cocinando en absoluto. Sí, he comido algunos días en la universidad, pero más allá de eso no he salido a cenar fuera. Exceptuando dos veces que hemos pedido, una a un chino y otra a una pizzería. Y poco más.

Y diría que me estoy alimentando de té, pero tampoco. No sé qué estoy haciendo.

Hoy sin embargo me he zampado un plato de filetes en salsa que hizo mi madre en el restaurante y que me congeló un poco, y una bolsa de patatas. Así por las buenas. Zasca. Viva la comida basura.

Sin más que contar, os estoy esperando para que me hagáis una visita, y que traigáis un poquito de Granada, o de dondequiera que esteis, y me iluminéis un rato la vida. Que os echo de menos.

Bueno, sí. Quiero contar algo.

Por esta persona me estoy dando cuenta de algo. Sí, todos sabemos, yo sé, que soy algo autodestructiva. Pero es que a veces hago comentarios sobre mí misma que cuando me los repite suenan increíblemente mal. Me los repite por eso. Porque suenan mal. Suenan a que me insulto a mí misma. Y sí, sé que no tengo un autoestima grande, pero nunca pensé que yo misma me dijera esas cosas. Porque me las digo. Me considero muy poco. Y me estoy dando cuenta de ello ahora.

Y yo sé que no me quiero demasiado, pero tan poco amor hacia mí misma me ha sorprendido. En serio. Yo tenía asumido que me quería algo más que eso.

Supongo que es hora de conocerme más a mí misma. Porque al parecer soy una desconocida. El otro día, en mi cocina, estábamos haciendo té, o café, o algo así, y miró mi lista de la compra, en el frigorífico. Con una simple ojeada al papelito, supo que era organizada, meticulosa y algo quisquillosa. Aparte, se rió del hecho de que en la lista yo especificaba que las bolsas de congelación que necesitaba eran de las pequeñas. Y no, no es que yo lo hubiera dicho, o mi casa estuviera impecable. El salón está como me lo encontré al llegar, y mi habitación estaba llena de cosas por colocar. Y las palabras con las que me definió encajaban con cómo me veo yo en ese sentido. Un poco maniática del orden. De ciertas costumbres.

Yo no sé hacer eso. It's genious.

Y me voy a ir. Me duele el hombro. Ayer, hablando en la cama, los codos apoyados en el colchón, me dio un tirón tremendo, de alguna forma que no consigo explicar. Y no podía mover el brazo. Aún me duele.

Voy a comerme una taza de paladín a cucharadas, o morir en el intento.