Hace tiempo que lo quería hacer, así que ahí va: un montón de dibujos improvisados de los míos de cuando me aburro (en clase, de viaje...), de estos rápidos a boli (algunos están coloreados entre clases xDDDDDDD
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lunes, octubre 26, 2009
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sábado, agosto 09, 2008
Mariposas
Bueno, antes que nada, el header me lo ha hecho kiochan, bajo mandato mío. Liso, sencillo... y soso (a petición propia xDDDDDDD). Os dejo con un pequeño drabble de otro de mis personajes de rol :3
Sí, vale, ves a tu padre conectarse al msn, y tú, desde tu ordenador, apretándote las manos del puro nerviosismo. De la alegría. De que no cabes en el pellejo.
Y te saluda y te dice qué tal.
Bien, papá. ¿Cómo está mamá? ¿Cómo está todo?, preguntas.
Pues bien. Todo bien. ¿Cómo va a estar todo si no? Paranoico. ¿Qué te va a decir tu padre, si no? Paranoico, más que paranoico. Y pregunta que qué tal en la Academia. Que si han empezado las clases y que cómo se lleva con los compañeros.
Pues... como ya dije, hay un montón de vampiros. Aquello es como una peli vieja de la Hammer. Como meterse entre pecho y espalda toda la serie de Buffy Cazavampiros en una sentada. Sólo que los vampiros -y las vampiresas) son de bastante buen ver.
La mayoría. Que Lemuel tiene un no-sé-qué que echa para atrás. Pero eso no se lo vas a decir a tu padre, que parece que le estés echando el ojo a alguno y te va preparando el ataúd por si acaso.
Pues ten cuidado, te dice. Tú lo tranquilizas -a ver si no va a dormir, el pobre hombre- y le dejas caer que tienes que preguntarle algo. Que... bueno, que a ver si te puede explicar lo de aquella vez cuando vio a tu madre por primera vez.
No se olvida, hijo. Fue a primera vista y desde entonces cada vez que la miro tengo mariposas en el estómago. ¿Por qué lo preguntas?
Y te quedas callado, porque no sabes cómo soltarlo, pero al final te atreves a escribir un escueto "ha ocurrido", y tu padre se vuelve loco preguntando durante líneas, hasta que tu miedo, tu ilusión, tu alegría y todo lo que tienes dentro, tan mezclado que no sabes cómo llamar a esa emoción, te deja teclear.
Es maravillosa -si lo dijeses en voz alta se te llenaría la boca-. Le cuentas que la conociste el día anterior y que no te cansarías de besarla y tienes ganas de ir a secuestrarla a su cuarto para no dejar de verla ni un sólo segundo, y que necesitas que llene el silencio con su voz y de notar el tacto suave de sus manos.
Y casi, casi, puedes ver la sonrisa de tu padre, a un montón de kilómetros, sentado frente un ordenador, con la pantalla iluminándole la cara.
Está sonando: Wolf Song, de Patrick Wolf.
Sí, vale, ves a tu padre conectarse al msn, y tú, desde tu ordenador, apretándote las manos del puro nerviosismo. De la alegría. De que no cabes en el pellejo.
Y te saluda y te dice qué tal.
Bien, papá. ¿Cómo está mamá? ¿Cómo está todo?, preguntas.
Pues bien. Todo bien. ¿Cómo va a estar todo si no? Paranoico. ¿Qué te va a decir tu padre, si no? Paranoico, más que paranoico. Y pregunta que qué tal en la Academia. Que si han empezado las clases y que cómo se lleva con los compañeros.
Pues... como ya dije, hay un montón de vampiros. Aquello es como una peli vieja de la Hammer. Como meterse entre pecho y espalda toda la serie de Buffy Cazavampiros en una sentada. Sólo que los vampiros -y las vampiresas) son de bastante buen ver.
La mayoría. Que Lemuel tiene un no-sé-qué que echa para atrás. Pero eso no se lo vas a decir a tu padre, que parece que le estés echando el ojo a alguno y te va preparando el ataúd por si acaso.
Pues ten cuidado, te dice. Tú lo tranquilizas -a ver si no va a dormir, el pobre hombre- y le dejas caer que tienes que preguntarle algo. Que... bueno, que a ver si te puede explicar lo de aquella vez cuando vio a tu madre por primera vez.
No se olvida, hijo. Fue a primera vista y desde entonces cada vez que la miro tengo mariposas en el estómago. ¿Por qué lo preguntas?
Y te quedas callado, porque no sabes cómo soltarlo, pero al final te atreves a escribir un escueto "ha ocurrido", y tu padre se vuelve loco preguntando durante líneas, hasta que tu miedo, tu ilusión, tu alegría y todo lo que tienes dentro, tan mezclado que no sabes cómo llamar a esa emoción, te deja teclear.
Es maravillosa -si lo dijeses en voz alta se te llenaría la boca-. Le cuentas que la conociste el día anterior y que no te cansarías de besarla y tienes ganas de ir a secuestrarla a su cuarto para no dejar de verla ni un sólo segundo, y que necesitas que llene el silencio con su voz y de notar el tacto suave de sus manos.
Y casi, casi, puedes ver la sonrisa de tu padre, a un montón de kilómetros, sentado frente un ordenador, con la pantalla iluminándole la cara.
Está sonando: Wolf Song, de Patrick Wolf.
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