lunes, junio 21, 2010

Realidad Alternativa

Mi día a día en el pueblo es extraño. Más extraño es que esté echando de menos Granada por el hecho de estudiar. Aquí no me concentro, así que aprovecho para adelantar lectura, aunque tampoco se puede decir que esté adelantando mucha, porque sólo me he empezado "La familia de Pascual Duarte" y aún no lo he terminado...

Esta cama me absorbe el alma. Lo he dicho veces desde que mi padre me compró el colchón nuevo el verano pasado (porque siempre me pican mucho los mosquitos y él creía que eran ácaros xD) y os juro que un ratito en este colchón y estoy sopa. Por eso no adelanto mucha lectura.

Ayer pasé prácticamente todo el día con mi bisabuela. La levantamos, la vestimos, le di de desayunar, le eché crema hidratante en la cara, brazos y piernas y la peiné. Ayer estuvo lúcida prácticamente todo el día, cosa que me alegra mucho. Supongo que a nadie le gusta acercarse a un ser querido y que te mire como un extraño, con miedo.

A mediodía le di su comida (mi madre le hizo pescado y verduras y se lo pasó por la termomix, así en puré) y se lo comió absolutamente todo. El primer día que llegué me vi a mi padre casi peleando con ella por que comiera un poquito más, y no llegaba ni a la mitad del tazón, y no sé si es por mi o que tiene sus días, pero estos días que le estoy dando yo de comer ni protesta ni nada. Simplemente me mira, me coge de la mano y se come todo lo que yo le dé. Y después le lleno la cara de besos y le digo que estoy muy contenta de que haya comido tan bien. Cuando está especialmente lúcida y sabe perfectamente quién eres, como ayer, te pide que le pongas tú mismo la cara y ella es la que te llena la cara de besos, y te sonríe con su carilla arrugada.

Ayer mismo, mientras le daba de comer, me dijo "En mi casa no me daban de comer así, aquí la comida está más buena". Luego le pregunté a mi madre y resulta que su hija lo único que le daba eran natillas y queso fresco. Y alguna vez sesadas con no sé qué.

Por la tarde ayer me subí un rato, a leer y a ver un par de capítulos -me quedé totalmente frita- y al parecer preguntó por mi. Mi madre le dijo que estaba estudiando y ella dijo "Pues déjala, no la molestes a la muchacha". Si es que hay que quererla a la pobre mía, cojones.

Que agarraos, que vienen curvas. La hija de mi bisabuela nos echa las culpas de que su marido tenga Alzheimer. xDDDDDDDDDDDD No, es que es un cachondeo, vaya.

En fin, me voy a ver True Blood y a terminarme a Pascual Duarte. Nunca me gustó Cela, pero en fin.

3 comentarios:

Rafael dijo...

Lo que cuentas es muy tierno, muy bonito. Una bisabuela con suerte de tener nietos que la quieran tanto...
Sé que también es duro, lo sé por experiencia, estar al lado de un enfermo de alzheimer.

Mucho ánimo con Pascual Duarte. A mí tampoco me gusta Cela, pero esa novela en concreto sí me gustó.

Besos!

Ariniel dijo...

Hey Rafa, si yo sé que es duro tener cerca a alguien que sufre alzheimer. Lo sé. Sólo que la hija de mi bisabuela nos culpa de que su marido tiene alzheimer, como si eso se pegase, sabes? Ella tiene que ser siempre la víctima, aún cuando maltrataba a su propia madre y la ha echado de su propia casa, que no es de la hija, es de mi bisabuela.

Misery dijo...

Cría cuervos... ya se sabe que alguna gente no ve más allá de uno mismo y tiende a amargar a los demás creyéndose la víctima.
Además, eso de culpar, como si fuese contagioso me parece una barbaridad como un castillo.
PD: La familia de Pascual Duarte también me gustó bastante, a pesar de que Cela es la criatura más rastrera que ha parido madre... si te cae mal Valle-Inclán, entonces Cela, el maldito traidor... eso sí, escribe genial, con algo le tenía que compensar el ser tan "él".