viernes, abril 17, 2009

Beatha: Paciente

Nuevo chap. Estoy mu Sam/Liam últimamente. Y [info]misspiruleta y [info]taconesrotos no ayudan a que salga del looping xD. Pero bueno. Les estoy dando vueltas a las peticiones (los que me pidieron por msn por favor que se personen por estos lares o me envíen un mail, así no se me olvida).

Situado en invierno de 2014/2015

BEATHA: PACIENTE



Liam intentó abrir la puerta, por enésima vez.

- Que me abras, te he dicho un millón de veces -ordenó. Su voz no indicaba que le quedara mucha paciencia en sus reservas. De hecho, se estaban agotando.

- Y yo te he dicho, otro millón de veces, que no pienso abrir -contestó una voz enronquecida al otro lado.

El joven suspiró hondo mientras trataba de conservar la calma. Tampoco se iba a poner en plan asesino en serie sólo por que no le abrieran una puerta. Aun en aquellas circunstancias. Se aclaró la garganta y empleó su voz más conciliadora. Como si estuviera negociando con un terrorista.

- Sam, por favor. Anoche te di el capricho porque dijiste que estabas bien, pero sigues malo y a estas alturas ya no cuela.

- Pues haces el favor y me sigues dando el capricho -respondió el aludido, con pocas ganas de charla.

Y llevaban así cerca de una hora. Liam perdió los papeles, definitivamente.

- Mira, McNamara. Aquí hay dos maneras de hacer las cosas, dado que no ayudas: por las malas, o por las malísimas. Así que no me toques más los cojones qu-

- Te he dicho que no entras, y no entras -respondió el otro, testarudo.

- ¿Conque ésas tenemos? Vale, muy bien -dijo Liam entonces, y se escuchó un chasquido dentro de la habitación. Se había aparecido. Le miró desafiante, con una ceja alzada.

Sam estaba aferrado a una manta, empujando contra la puerta y con cara de pocos amigos. Estaba pálido, ojeroso, y definitivamente era sudor lo que perlaba su piel. Tenía el pelo apegotonado en la frente; y el pijama, o lo que se veía sobresalir al menos, estaba arrugadísimo y no es que oliera a rosas, precisamente. Liam se apresuró a entreabrir la ventana.

- Joder, aquí huele a oso, tío.

- Me voy a cagar en tu madre veinte millones de veces, te dije que no entrases.

- Cuidadito que aquí yo también puedo insultar. Y si empezamos a mentar a las madres... -amenazó, pero no iba realmente en serio.

Cuando había llegado el día anterior, Sam, que había pasado la tarde en casa, le dijo que iba a dormir en el cuarto de estudio. El cuarto de estudio había sido su antigua habitación, pero al empezar la relación habían decidido usarla como el cuarto para estudiar. Tenía una cama pequeña, dos escritorios con ordenadores y las paredes cubiertas de estanterías con libros. La mayoría de Liam, cómo no. La explicación fue que había pillado un resfriado, pero que se había tomado una poción y se iba a dormir. Y Liam, tras el trabajo en el hospital y el que ahora tenía en el laboratorio, puesto que acababa de conseguir la beca de investigación, no puso muchas pegas. Sam era un tipo responsable y también era un buen médico.

Aquella mañana no se vieron. Esa semana Sam tenía turno de noche y Liam ya estaba fijo por las mañanas, así que el segundo no se fijó en nada más que prepararse el desayuno y salir pitando al hospital. Ya allí, horas después de comenzar su jornada laboral, el director, un druída hijo de muggles que había querido dedicarse a aquella rama de la medicina, tal como los dos chicos, le llamó. Sam no había ido a trabajar y no sabía si había pasado algo. Sin mucho esfuerzo Liam sumó dos mas dos y explicó lo que había pasado.

Y allí estaba, en medio de la habitación, con los brazos en jarra y una mirada para nada amigable.

- Déjame que te ayude a levantarte.

- Puedo yo solo, muchas gracias -cortó el moreno. Liam suspiró.

- Sam, tienes fiebre, y calculo que no muy baja. Podía oír castañear tus dientes desde el kiosko de la esquina. Deja que-

- He dicho que no, hostia. Que puedo yo solo.

Y se puso en pie. Dificultosamente y agarrándose a la pared como si estuviera borracho, pero lo hizo. Aunque un segundo después Liam le había agarrado por la pechera y lo había sentado en la cama, sorprendentemente con el material necesario para hacerle un examen médico. No sabía dónde lo había tenido escondido hasta entonces, pero tampoco podía pensar con claridad. Revolverse no tenía sentido, se sentía demasiado débil, pero aún así presentó algo de lucha, impidiendo que su compañero le auscultara. La inmunodeficiencia de Liam no podía tomarse a la ligera. Un catarro no detenido a tiempo podía matarle.

- Liam, no. Podría contagiarte y-

- Estoy tratando infecciones a diario. ¿Crees que me voy a asustar a estas alturas? -esta vez fue éste quien le interrumpió.

- Pero -comenzó, pero el otro no le dejó hablar.

- Me cago en los Fomorianos, Sam, que vive Túireann que te chupo la cara y el cuerpo entero si hace falta -la frase no tenía connotaciones. O no las tenía, al menos en aquel momento-. Ocho pociones al día, siete días a la semana. Extra si es algún brote imprevisto. No me vas a contagiar nada y no me toques más los huevos y déjame examinarte de una vez.

Y Sam se rindió y se dejó auscultar y que le tomara la temperatura, y permitió también un par de hechizos y que Liam tomase unas muestras para hacerle un medicamento. Se quedó medio adormilado sobre la cama sin saber por cuánto tiempo hasta que su pareja volvió de nuevo a la carga, tironeando de él para que se levantase.

- Vamos a la bañera -le oyó decir, mientras cargaba con él.

No prestó mucha atención durante todo aquel rato, aunque sí recordó posteriormente el cuidado con el que Liam le había desnudado y lavado. Volvió a quedarse dormido de nuevo una vez hubo vuelto a la cama (que tenía sábanas limpias, pero no se dio cuenta), tras haber sido obligado a beberse algo asqueroso y un vaso de agua.

Se despertó encontrándose un poco mejor, por un tintineo cercano. Liam estaba poniendo con cuidado algo sobre la mesilla de noche. Había un vial de color morado que sabía que bajaba la fiebre y un vaso humeante. También había un plato. No sabía si olía bien, tenía la nariz congestionada.

Liam le miró sonriendo escuetamente mientras volvía a reconocerle. Ahora que estaba un poquito más lúcido se fijó en su faceta médica. Se tomaba muy en serio su trabajo y eso se notaba. Aunque había algo en su toque, en su forma de tratarle, que podía llamar mimo. Estaba seguro que si lo mencionaba el muchacho lo negaría de todas las maneras posibles, porque estaba aún más seguro que por muy bien que tratara a sus pacientes, no era de aquella forma.

- Hay una noticia buena y otra... no tan buena -el silencio se rompió cuando el examen médico hubo terminado. Sam le miró intrigado- La buena es que te he hecho una poción -comenzó, señalando el vaso- ... y la no tan buena, que te he hecho sopa –terminó, con una sonrisa furtiva. Sam temía su cocina desde que eran compañeros de piso. Era sorprendente que alguien que hiciera pociones tan elaboradas con total perfección no supiese cocinar algo mínimamente comestible. Aunque sabía que su madre tenía el mismo problema y el mismo don- Pero es de sobre, tranquilo -aclaró divertido al ver su cara.

Fue cuestión de minutos que le hiciera comer y tomar las pociones, que le dejaron nuevamente fuera de combate, hasta que volvió a despertarse con las luces de la calle ya encendidas. Se oía jaleo en la cocina.

Sam se levantó, todavía algo débil, pero totalmente repuesto. De todas maneras se preocupó de buscar sus zapatillas de andar por casa y una manta pequeña que había sobre la silla. Liam tenía una bata, pero él no acostumbraba a usar esas cosas.

Encontró a su novio ocupado con el caldero. Estaba calentando la poción que había hecho para él, aunque no parecía que la fuera a usar próximamente. Parecía más bien una reserva vistos el montón de viales recién lavados escurriendo y listos para embotellar.

- Oye, Li.

- Dime.

- ¿Me has bañado, o lo he soñado?

- Te he bañado.

- Vale. No menciones nunca que me he dejado bañar.

- De acuerdo. Tú tampoco lo menciones -respondió Liam, muy serio, siguiéndole la corriente.

- Trato hecho.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, Actualisaste¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Me llena de satisfacsión poder ver realisada la continuasión de los relatos de Liam. Sensillamente exselente, Sheila. Un dies.

Ramona dijo...

Aunque no escriba mucho ya, sigo leyendo tus cosas. Lo único malo... en el transcurso del relato: se caga veinte millones de veces en su madre, luego se caga en los Fomorianos... ¿Alguien tiene problemas de incontinencia? En la farmacia venden pastillas para el asunto... ahora tiene solución. Puede que antes se tuvieran que aguantar, pero ahora la gente es libre y puede cagar suelta. Pero cuando se defeca demasiao también es preocupante.

Ramona dijo...

EL QUE TANTO CAGA, PASTILLAS NO SE PAGA

Ariniel dijo...

Canariona, podrías escribir con algo más que eses? Me pone nerviosa ver tanta falta ortográfica. Me parece bien que las pronuncies, pero escritas tienen una grafía diferente. Y me chirría mucho ver tanta s donde no debería haberlas. Piensa en mi salud mental (la poca que me queda) de filóloga española que soy/seré, y haz el esfuerzo, porfis.

Y Ramona, estos dos se cagan demasiao xD. Los cagones son los dos, Liam se caga en los fomorianos y Sam en su madre xD.

A lo mejor por eso es que están delgaíllos xD.

Enga, un saludo a las dos

Anónimo dijo...

ahorita que me dises eso, ya lo se que escribo demasiado con eses pero es en la ese donde reside nuestra grasia. Agradesco tu consejo, pero aquí en mi pueblo tenemos mucha tradisión de escribir como pronunsiamos como simbolismo de nuestra identidad. No lo tomes a mal pero la ese es divina para nosotros, es nuestro propio estilo.

Ariniel dijo...

Mira, Canariona, a mi me parece muy bien que tú hables con tus eses, pero porfa, no me las escribas.

Yo hablo andaluz y escribo apropiadamente. Eso de la tradición me parece una vaguería total, por mal que suene.

Anónimo dijo...

Me parece bien tu punto de vista, es tu opinión y merece ser respetada. Igual que la de una servidora. Te respetaré pero que sepas que tradición no es vaguería, tradición es animal de buenas costumbres.




Me parese bien tu punto de vista, es tu opinión y merese ser respetada. Igual que la de una servidora. Te respetaré pero que sepas que tradisión no es vaguería, tradisión es animal de buenas costumbres.

Ramona dijo...

Nunca digas nunca jamás. Di siempre "Ya veremos".