domingo, abril 19, 2009

Beatha: Cristales Rotos

No puedo creer que Cristales Rotos no esté publicado aquí. Es el inicio de la historia de Liam, el primer capítulo de Beatha. Algún día, cuando termine la historia, probablemente, haré una entrada para mostrarlos ordenados. De momento, serán salteados. Porque como he dicho en otro sitio, los recuerdos nunca fluyen en línea recta. Contando este, son siete capítulos los que aún no he subido aquí, pero voy a hacerlo. No sé a quién le interesa leerlo, tampoco me importa demasiado xD.

Ubicado en primavera de 1994. Por cierto, Morna es la elfina y Atlas es un mastín que tienen.

BEATHA: CRISTALES ROTOS

Si a Patrick McCubbin le preguntas, dirá que no se acuerda

Si a Patrick McCubbin le preguntas, dirá que no se acuerda. Si le dices "Oye, Pad, ¿qué pasó el día en que tu hermano se puso malo?" te dirá que fué hace mucho tiempo y que todo resulta muy borroso.

Estará mintiendo como un bellaco.

Todo comenzó con un peluche.

Él tiene trece años, y Liam dos y medio. Hace cuatro que está yendo al Draíochta y pasa en casa los fines de semana. Y al llegar aquel viernes descubre algo que no le gusta nada.

Su hermano se ha encaprichado con su osito. No es que le tuviera un especial cariño, es decir, estaba siempre allí, sobre el cojín de su cama, y ahora parece que hay un vacío inmenso. Nunca se ha parado ni a mirar aquel montón blandito de felpa marrón pero se lo han llevado y es SUYO. Quizá sea porque ha sido hijo único durante demasiado tiempo, y está por preguntarle a la elfina si lo ha echado a lavar, cuando lo ve.

A Liam. Babeándolo. Se lo arranca de las manos con un "pero qué haces con eso" y el niño lo mira con sus grandes ojos castaños, sin comprender por qué se lo quita, si no lo iba a romper. Liam sabe que no hay que romper las cosas de su hermano mayor desde la última vez que entró en su cuarto y se puso a jugar con una figurita de colección de Quidditch, que resultó ser más delicada de lo que parecía.

Pero Artie, que es como ha bautizado su madre al oso, al escucharle pedírselo diciendo "Atti, Atti", cuando en realidad intenta decir "Patrick" sin quitarse el chupete; huele a su hermano mayor y como le gusta echarse la siesta con él y no estaba lo cogió. Pero el joven no parece entenderlo y Liam todavía no tiene un gran manejo de la dialéctica como para expresarse.

Patrick arruga el ceño al agarrar el oso, que ahora no huele a su "nada" habitual, sino que apesta a papilla de fruta. Mira al crío, gruñéndole algo de que comience a tomar comida de verdad y deje el chupete, y se marcha pordonde ha venido, escondiendo el muñeco en lugar seguro.

Liam no se queja en lo que queda de día, porque su hermano está allí para jugar con él y a Patrick se le ovlida su enfado enseguida.

Pero al día siguiente los chavales muggles del pueblo lo llaman para jugar al hurling y es entonces cuando el pequeño recuerda a su blandito compañero y deja de jugar con Atlas para emprender una aventura en pos de su busca.

En ese mismo momento, Riannon es reclamada en el hospital y sale tan aprisa que olvida recordarle a Morna que le eche un ojo a Liam.

Ajeno a la falta de vigilancia, el niño registra la casa, subiendo solo por las escaleras para buscar a su hermano, o a Artie, que debería estar encima de la cama de éste, pero no está y después de mirar también debajo, donde sólo hay zapatos apestosos, vuelve a bajar las escaleras, con éxito y sin percances, y mira en el comedor y en el salón.

Se dirige hacia la cocina pero de repente repara en una puerta que nunca ha visto abierta pero que ahora lo está, y en su cabecita curiosa hay un gran sitio que rellenar con las cosas interesantes que debe haber en ese cuarto misterioso.

Entra y queda tan maravillado por el montón de colores que hay que se quita el chupete y lo tira al suelo. Algunos botes brillan como si los hubieran llenado de luciérnagas. Otros burbujean y algunos cambian de color. Y él quiere mirarlos más de cerca.

Ve un banquillo cerca y tiene una idea fabulosa. A veces ha visto a su mamá coger la silla de su cuarto para subirse y alcanzar a la parte de arriba del armario, porque si se sube a una silla es más grande.

Así que la arrastra hasta la encimera que más atención le llama y tras maniobrar un poco para subirse, finalmente logra ver todo ese repertorio de frascos, probetas y medidores desde otra perspectiva. Se pregunta a qué sabrán, porque tienen colores muy bonitos y deben saber muy bien. Los caracoles del parque son marrones como la tierra y a Atlas le gustan mucho, pero a Liam no le gustan ni los caracoles ni la tierra. Por suerte no hay ningún frasco marrón.
Pero hay uno rojo que parece sirope de fresa y lo alcanza y bebe un poquito. Resulta no tener el sabor agradable que esperaba, y alcanza el siguiente, que parece una botella con un trocito de cielo dentro y Liam siempre ha querido saber qué sabor tiene el cielo. Pero tampoco está bueno. Y prueba una verde. Y una amarilla. Y una morada. Y otra, y otra más... Y entonces comienza a no sentirse bien y quiere llamar a mamá porque ella siempre le quita el dolor de tripita con un zumo de manzana y un beso en la nariz, pero es que no le duele la tripita. Le duele más arriba y más adentro y cuando intenta llamarla no puede y todo es negro y siente que cae al vacío pero todo lo que nota es un golpe sordo y lejano.

Cuando Riannon vuelve, su hijo Patrick está entrando en casa, y tras soltar el bolso va en busca de Morna, que está en la cocina, y le pregunta por el niño. La elfina palidece y dice que no lo ha visto desde la comida y que suponía que estaba con la ama, pero Riannon niega y repara en que no la había avisado de su marcha. Sale hacia el jardín, quizá está en el invernadero, y Patrick mira mientras tanto en las habitaciones. No está en ninguna y supone que estará afuera, así que se despreocupa y baja de nuevo a la cocina para comer algo. Sin embargo, a mitad del pasillo ve el chupete en el suelo. Enfrente del laboratorio de su madre, cuya puerta está entreabierta. De un manotazo a ésta se abre paso hacia adentro y olvida respirar. Lo primero que ve son las encimeras chorreando líquido y buena parte de las pociones que había encima de éstas o vacías o goteando hacia el suelo. Muchas de las probetas están rotas. Se le olvida incluso pestañear y al rodear la mesa de trabajo del centro de la habitación se le va la sangre del cuerpo. Se lo encuentra tumbado, empapado, casi con los ojos en blanco y cortes por el cristal en la cara y las manos.

Lo coge en brazos, aterrorizado, y sale corriendo hasta la cocina, hasta la puerta del jardín, para llamar a gritos a su madre. Ayuda. No respira.

Le sorprenderá el amanecer con unas ojeras de campeonato y la ropa aún sucia del día anterior.

El lunes no va al colegio. No ha consentido en irse. El martes, Liam aún no ha salido del hospital y sus padres no le dejan ir a verle.

Es jueves por la mediodía cuando despierta por el ruido y ve a sus padres en el pasillo, frente el cuarto de su hermano. Lleva al niño en brazos y parece un muñequito de trapo viejo y descolorido. Tiene tantas ojeras como él y ha perdido peso. Su padre lo recuesta en la cama, le pone unos calcetines gruesos para que no se le enfríen los pies y su madre le besa la frente y lo tapa con las sábanas. El niño, adormilado a medias, se despoja de aquel chupete que le deberían haber quitado hace tiempo y lo llama antes de devolverlo a la boca. Tiene la voz ronca, rota, como si no fuera suya. No es su voz. Habla como si le rasparan la garganta con un rallador. El niño lo llama por su nombre pero Patrick no alcanza a entender que lo llama a él y no al peluche, y en su error sale disparado al escondite para rescatar al muñeco.

Cuando le hace entrega del juguete los padres se marchan y lo dejan estar con él un rato. Luego le hablarán de los cambios. Pero primero es importante que los dos vuelvan a estar juntos porque, el mayor no lo sabe, pero Liam lo ha echado terriblemente de menos. Y el oso no huele a papilla, sino a su hermano, y Liam abraza el peluche contento de que le haya sido devuelto. Devuelto por el dueño, todo hay que decirlo, y que ahora es suyo. Y para hacer un intercambio el n iño lo medita y le tiene el chupete mientras dice "tete" y Patrick entiende a pesar de la falta de palabras y le sonríe mientras acepta el presente.

"Quédate a Artie, pero que no me entere de que no lo cuidas", advierte, muy serio. Casi amenazante, porque no quiere pedirle perdón a un crío que no tiene ni tres años, pero si hay algo que le gusta a Liam de su hermano mayor es que le habla como a los niños que se juntan con él, y es como si fuera grande también. Le habla como si entendiese todo lo que le dice, aunque no lo haga. Y sonríe de vuelta y el cansancio lo vence porque está en casa y Paddy está allí y le contará un cuento mientras se tumba a su lado.

Si a Liam le preguntas por el origen de su manía a dormir abrazado a algo te dirá que es por su peluche, después de mucho insistir y amenazarle y hacer que se ponga colorado. Pero es porque no recuerda casi nada de aquel entonces. Ni sabe que el día en el que Artie fue suyo por fin dejó el chupete. Ni de que el nombre original de Artie no es Artie en absoluto, sino que en sus comienzos se llamaba Mr Whiskers. Y Patrick no lo sacará del error, ni te sacará a ti.

Y tampoco te dirá la verdad si le preguntas qué guarda en la caja de madera que hay cerrada con un hechizo en lo alto de su armario. Te dirá "Son revistas guarras", o cualquier cosa por el estilo. Pero lo cierto es que es su cofre del tesoro. Y una de las joyas más valiosas es un chupete viejo.

***

Está sonando: I'm no Angel, de Dido.

16 comentarios:

Als dijo...

Hola, que tal?, hace varias semanas que te leo y tal, llege a ti por medio de carambolas de blogs de personas XD, pero un día di con tu blog y me gusto y te visito a menudo, bueno que tal te va todo?

un saludo.

Anónimo dijo...

Y aunque fui yo quién decició que ya no más y no me canse de jurarte que no habrá segunda parte, mecuesta tanto olvidarte.

Als dijo...

Hola de nuevo, parece que tenes algun admirador secreto.
Pues como ya te dije hace varias semanas o mas, que de vez en cuando te visito y tal, yo juraria que hace no mucho pude leer que estabas por Eire o algo así, nose, leo tantos blogs, que me pierdo jajaj.

Un saludo.

Ramona dijo...

Soy tan gótica que después de leer tus tres últimos textos de Liam del tirón me voy a hacer un litro de café

Anónimo dijo...

¿Quién me va entregar tus emociones? ¿Quién me va a pedir que nunca la abandone? ¿Quién me tapará esta noche cuando esté herida? ¿Quién me va a curar el corasón partío?

Anónimo dijo...

No se porqué... pienso tanto en ti... pienso tanto en ti... porque tuuuuu...solo tuuu... tu eres mi canción, tu voz es mi canción

Ramona dijo...

"Su hermano se ha encaprichado con su osito" suena muy gay, incluso demasiado para el relato... ¿no crees? Parece que diga que su hermano se ha encaprichado de su novio, y que este novio es un oso de esos (los gays que hacen espectáculo por no depilarse, figura contraria de los DRAG QUEENS)!! Peludillos hasta los nudillos, vaya.

Ariniel dijo...

xD Te sonará gay a ti, Ramona. Dios mío, eres lo más malpensada del mundo. Nadie había pensado tan mal de un niño de dos años xDDDDDDDDD

Mente sucia, que eres una mente sucia xD.

Ramona dijo...

No soy tan malpensada!! Se q es un niño pequeño, solo he expresado que la frase suena muy gay de por si!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No de que el niño tenga inclinaciones sexuales homosexuales, sino que simplemente en palabras de una inculta como yo tiene un léxico inexplicablemente posicionado hacia una meditación acerca de la homosexualidad. O eso es lo que simplemente me ha sugerido la conjunción verbal y el sujeto y predicado de la oración. ¿¿¿Me entiendessssss???

Ariniel dijo...

Jajajajajaja xD.
No es que seas inculta, es que lo más probable es que tengas esa expresión totalmente asimilada en ese ámbito xD
Cosas raras que pasan, vaya. Y me hace mucha gracia porque yo no la tengo relacionada. Que conste que lo de antes no te lo dije en plan escandalizado y horrorizado xD. Han dicho cosas peores y no me he enfadao, tranqui.

Pero me encanta tu "mente sucia" xD

Ramona dijo...

Vale, ya me quedo mucho más tranquila de haber aclarado este desajuste. Por cierto y hablando de desajustes, ¿van ya a solucionar los problemas de cagalera que tenían Liam y Sam en el anterior post en los siguientes capítulos? De verdad, pobres Fomorianos...

Ariniel dijo...

Hostia, espera, sí. Voy a subir ahora otro capítulo. Aunque no me acuerdo si solucionaron la cagalera xD

Ramona dijo...

Leeré y comentaré en el nuevo post. A veces voy muy de broma, pero quiero decirte que tus historias las leo de verdad y me gustan. Quiero que lo sepas, no es solo comentar por hacer la gracia, sino que las leo igualmente.

Ramona dijo...

It´s amazing!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Ramona dijo...

Soy tan gótica que releo tus textos porque me entretienen más que las pelis de antena 3 por la tarde

Ramona dijo...

Soy tan gótica que creo que tu mejor texto del blog es el relato de tu viaje a Irlanda tras volver a Granada, en el que tanto adorabas y añorabas estar allí. ES TU MEJOR TEXTO A NIVEL PERSONAL (CON ELLO QUIERO DECIR QUITANDO TUS HISTORIAS).