Quién soy.
La sietemesina, la
veinteañera, la hija predilecta, la oveja negra, la insomne, la
dormilona. La fuerte, la débil, la de las risotadas, la de los
lloros desconsolados, la tímida, la extrovertida. La simpática, la
antisocial, la juerguista, la que está en su casa a las diez, la de
los piercings, la de la peluca, la de las gafas, la del mal gusto
vistiendo, la marimacho, la siniestra, la novia de, la que está
sola, la gótica-lesbiana-que-sale-con-un-satánico-sadomasoquista,
la asexual, la de la Mujiquilla chica, la nieta de Rafael el del
agua, la del Lirón, la jovial, la depresiva, la que escribe, la
dibujante, la loca, la quejica, la que no se enfada fácilmente, la
que se enfada sólo con decirle "hola", la obsesionada con
sus personajes, la que chapurrea siete idiomas, la melómana, la
rara, la traidora, la mejor amiga, la leal, la mentirosa, la sincera.
La que interrumpe al profesor, la que no habla. La española, la que
parece irlandesa, la del nombre raro, la de apellidos
impronunciables, la compañera de piso, la obsesa de la limpieza, la
que en su habitación parece que ha explotado una bomba, la
orgullosa, la del autoestima baja. La que no cree en nada, la que se
lo cree todo, la que tiene la buena memoria, la que no se acuerda ni
de qué almorzó, la exagerada, la buena cocinera, la crítica, la
exigente, la conformista, la enamorada, la que odia a todo el mundo,
la abstemia, la que viaja, la que acaba adoptando a todos los amigos,
la adicta al chocolate, la adicta al té, la que ofrece su casa, la
del gato, la adicta a Internet, la que no llama a sus padres porque
olvida conectarse a la red, la enemiga de las redes sociales, la que
twittea hasta para respirar, la de la buena salud, la que está
enferma todo el tiempo.
Me han llamado muchas
cosas. Soy algunas de ellas, soy todas ellas dependiendo del punto de
vista del que juzga.
Sólo soy una soñadora.
Sueño que mis sueños se cumplirán, que trabajaré fuerte en ello y
conseguiré lo que siempre quise. Sueño que tengo un final feliz.
Pero siempre soñaré con un final alternativo, porque a mi mente le
gusta imaginar otras posibilidades.
Sólo soy una chica que
busca su lugar en el mundo. Soy una chica que escribe, soy una chica
que trata de ser buena estudiante, soy una chica que quiere saber
dónde encaja, pero que a la vez se divierte dando vueltas siendo una
pieza perdida del puzzle que no encuentra su sitio todavía.
Puedo ser muchas cosas en
esta vida, pero sólo hay una cosa que siempre soy. La única verdad,
lo único constante: soy Sheila.