Historia conjunta

Melisa ha comenzado a escribir una historia sobre la época medieval, y yo, además de ideas y bocetos, me turno con ella a escribir. Estoy dejando de lado mis oneshoot, mis fics y mi querida Flor de Üderdol, pero hay que aprovechar cuando la musa te inspira en algo. Ya hablaré más sobre esta historia, en otra ocasion.

Y hablando de fics. Sigo enganchada a los yaoi. Y el texto que voy a poner a continuación proviene de uno llamado Careless Memories, cuya autora es Kradcitta. Me está encantando, y no veo el momento de que actualice y siga leyendo. Me encanta!!
He aquí el trozo. No le he pedido permiso para pegarlo aquí pero espero que no se enfade si se entera.

Seguir una rutina no es malo.
Todo está perfectamente planeado, así que no hay nada fuera de lo común; nada que no conozcas esperándote allí.
Nada nuevo que pueda dañarte. Y eso es lo más importante, sabes?
El poder crear una fortaleza tal que nadie se acerque a lo más profundo que posees, lograr que nada te afecte, que puedas vivir sin el miedo a ser herido, a que alguien algún día decida romperte el corazón.
Pero todo esto te deja extrañamente… vacío.
Miras a tu alrededor y te preguntas si esto es todo, si vas a quedarte así hasta el resto de tus días, con llamas pero sin fuego.
Y comienzas a darte cuenta de que ese gran pulso que te sacudía entero, esa sensación de plenitud, de una infinita euforia que es la vida en sí, se apaga.
Y ya estás demasiado sumergido en la oscuridad como para intentar luchar en su contra.
Percibes que dejas de sentir, sí, y en parte es así, pero otra parte tuya quiere destrozar constantemente tu garganta en un grito desgarrador, para que los demás a tu alrededor, esas pequeñas espinas que hicieron que te encerraras en tu torre en primer lugar, se den cuenta de que estás allí e importas.
Pero nunca lo hacen, no es así?
Nunca te miran. Nunca se dan cuenta. Y no es como si les importara tampoco.
Tú pasas a ser una sombra más en un mundo de penumbras.
Y te resignas, y dejas que las sombras te engullan, y la próxima vez que tu padre te pregunta qué quieres ser en un futuro cercano, con esa mirada que sólo él tiene, contestas con la voz firme. Y eso es todo. Firmaste el contrato.
Tu vida ya no es tuya, es de tu padre y del Señor Oscuro.
Y deja de importarte. Te dejas llevar con la corriente.
Ya no te importa el amor. El odio te corroe los huesos.
Después de todo, piensas, quién dijo que el amor es hermoso?
Es mentiroso, frágil, y eterno. Hasta que se acaba.
Es como la marea, porque te hace flotar y no se demora en estrellarte contra las rocas.
No, el amor no es lo tuyo. Jamás ha sido lo tuyo.
Y lo aceptas, como todas las cosas que te suceden.
Y te parece justo, porque obviamente, cómo podrías tener lo que todo el mundo desea siendo el pequeño y patético espíritu que eres?
No, él lo sabe. Y se encoge de hombros. Qué más podría hacer?
Rebelarse? Reunir esa energía toma demasiado tiempo, y ganas.
Y él ya no tiene de esas.
Decirle a esa chica que mientras está con ella piensa en cualquier otra cosa?
Dejar de seguir el compás, bailar a su propio ritmo, confesarle todo lo que siente, mostrarle la oscuridad que se cierne como una bestia lista para agredir dentro de sí; pedirle que detenga a esa cosa que viene a atacarlo durante las noches y que se sitúa detrás de sus párpados, que no lo deja dormir, soñar, respirar?
No, él no puede hacer eso.
Hace tiempo que no siente las molestas consecuencias de que algo le importe.

Definitivamente, adoro este texto.

Está sonando: Freak on a leash, de Korn & Nine Inch Nails.