Ubicado en el 2014-15. Me fui a dormir, me levanté y escribí esto y me volvi a acostar. No me responsabilizo de la fumada xD
Ha heredado las manos de su abuelo Míchéal. Nudosas. Firmes. Apuesta a que cuando envejezca serán igual de arrugadas que las suyas. Aunque también tiene las manos de su abuelo Gwyon. Finas. Estrechas. De músico. Es una mezcla de ambos.
Las manos rechonchas, suaves y pequeñas de su abuela Maeve fueron hechas para dar cariño sin esperarlo a cambio, para acariciar cabellos, pellizcar mejillas y secar lágrimas. No han dado jamás un cachete.
Las de su padre son grandes y ásperas, y sin embargo muy cálidas. Están hechas para la acción, para la fuerza, para hacer el bien. No es una tarea muy fácil, pero lo consiguen. No tiemblan a la hora de lanzar un hechizo ni de retener a un sospechoso. Y en cambio se vuelven tímidas y torpes en casa. Son indecisas a la hora de dar un apretón de bienvenida o de comenzar un abrazo. Pero nadie dijo que no quisieran hacerlo todo el tiempo.
Las manos de Riannon son pequeñas y delgadas. Cuidadas, pero no demasiado. Meticulosamente limpias. Suaves. No titubean ni para coger un bisturí, ni a la hora de dar una orden, ni de depositar una caricia. Su piel es fresca. Le recuerdan a la lluvia. Las manos de su madre son como la lluvia. Pueden ser terribles o perfectas. Siempre depende del momento.
Las de Patrick son grandes y nudosas. Robustas. Se nota la fuerza en ellas con sólo verlas. No sólo fuerza física, sino más bien algo que te hace saber que se guardan mucho más de lo que muestran. Como si tuviera algo roto dentro, pero el tintineo de las pulseras de sus muñecas lo encubrieran Prontas a gastar una broma, a pellizcar y acariciar. Tienen dotes para la música, pero son perezosas.
De Di podría decirse que tiene las manos más parlanchinas y nerviosas del mundo. Alegres y voluntariosas. Siempre amables aunque no sea el momento. Se agitan constantemente: posee dedos expresivos y hábiles. Meticulosos, calculadores, conocedores de la medida exacta en cada caso. Muy femeninos. Coronados por uñas de colores y vestidos con anillos estrafalarios.
Feargus, su tío, posee las manos más eruditas de los McCubbin. Tienen más manchas de tinta que pecas. Son manos grandes que a pesar de su tamaño están acostumbradas a coger cosas pequeñas y delicadas, como libros antiguos. Son manos gentiles a pesar del centenar de cortes que hay entre sus dedos hechos por folios malintencionados.
Por no perder la tradición, su primo Seán también tiene manos grandes. Bastante robustas, sin llegar a ser gordas. Y muy ágiles, aunque no lo parezca. Hechas para la música, aunque prefieran dedicarse a toquetear teclados de ordenador. Nunca han golpeado a nadie y se mueren por acariciar a alguien a quien no alcanzan.
Las manos de Éirinn son anchas, de palma cuadrada. Podrían ser manos de cirujana, son tan exactas como los segundos de un reloj cuando se trata de medir distancias, de saber dónde apuntar, de saber qué es lo importante y a lo que prestar atención. No se andan con rodeos, tengan lo que tengan que hacer, y nunca las ha visto vacilar. Son manos protectoras que callan más de lo que dicen, y cuando dicen algo, lo hacen sin más.
Recuerda las manos de Sarah pequeñas. Preciosas y pálidas. Nerviosas e inconscientes. Tenían un agarre fuerte y decidido. No te soltaban si no querían hacerlo, y si lo hacían seguías notando su tacto durante mucho tiempo.
Las de David rebosaban aristocracia, las de Dorian amistad, las de Gabriel siempre escondían alguna sorpresa y los dedos de Suzette estaban manchados de nicotina.
Las manos de Zach invitaban a ser estrechadas. Formales, grandes y amables. Podías verlas en cualquier situación. Subrayando textos de un libro, rodeando el cuello de una botella, acariciando piel desnuda. Juraría que estaban hechas de fuego. Y aun así había algo en su núcleo que tenía miedo de derretirse.
Por raro que suene, las de Sam tienen dos caras. Conoce sus dos versiones. Las violentas, son rápidas para cerrarse en un puño y lanzarse sobre su víctima; y sin embargo tienen una cara mucho más amable. De caricia fácil, con facilidad de de recibir aprobación por muestras de cariño. Laboriosas, siempre ocupadas, sin perder el ritmo. Cuidadas hasta la locura. Suaves tanto al tocar como al tocarlas. Hábiles en la música. Nerviosas. Meticulosamente limpias.
En cambio, las suyas se ven, simplemente, maltratadas. La piel áspera, a menudo seca o enrojecida por el frío o la falta de cuidados. Dedos finos y largos, plagados de padrastros, manos grandes pero estrechas. Uñas mordisqueadas. Dejan ver la falta de cuidado. Son tímidas y reacias a las muestras de cariño, y lo hacen sólo en momentos puntuales. Ávidas de dar y recibir afecto, pero prefieren retorcer sus dedos antes que exponerse.
A Liam siempre le ha gustado fijarse en las manos. Considera que, sin necesitar de quiromancia, se puede saber mucho de una persona. Unas manos pueden dar cariño, o hacer mucho daño. O las dos cosas. Como las personas.
Algunos dicen que los ojos son las puertas del alma, pero para Liam las manos dicen mucho más.