Chupando ordenador gratis de la biblioteca estoy ^^UEn fin, Lázaro ha muerto definitivamente. Veré si lo puedo vender de chatarrilla o algo. ¿Alguien sabe dónde?
Por otra parte, como mi tarjeta de crédito está vete a saber dónde (creo que la tiramos, o está por mi casa) y no está dada de alta pues he solicitado otra, con la que pagaré probablemente a Lazarus, que será mi nuevo ordenador.Probablemente va a ser un Toshiba Satellite, descendiente del anterior Lázaro, y que con oferta estudiante sale por unos 589 euritos y tiene muy buena pinta. Los hay más baratos, pero es que le soy leal a los satélites U.U
Así que, si la suerte está de mi lado, la semana que viene es más que posible que volváis a verme por las noches y tal. A partir de mañana me pongo a pegar carteles, que he visto en la panadería de al lado de mi casa que hay demanda ^^U
Y nada más por ahora. Hoy he faltado a clase porque entre que me vicié anoche con el libro (Los tres mosqueteros) y mi manía de estar descalza, en manga corta y con la ventana abierta, me he ganado un dolor de garganta y esta mañana tenía un dolor de cabeza horrible. Y me jode porque los lunes y los miercoles están mis clases favoritas ¬¬Creo que nada más de momento.
Fin de la transmisión O.O
lunes, octubre 20, 2008
martes, octubre 14, 2008
Hasta nuevo aviso
Hasta nuevo aviso estaré fuera de Internet. Me puedo meter un poco si robo conexion ajena o hago cola para el aula de informática de la uni, pero en fin, mi ordenador ayer se puso tontísimo de repente y no me deja iniciar porque dice que tiene el disco dañado, así por las buenas.
So, en vista de esto, voy a ver si convenzo a mi padre para comprarme otro/arreglar el mío o algo del estilo. Ya veremos. Mientras tanto, nada de mails y demás cosas diciendo que no me veis y que qué me pasa y blablablablabla. Que una vez una chica se puso a buscar en las esquelas porque no me conectaba (tenía el ordenador en casa del informático).
Ale, pasadlo bien sin mí.
jueves, octubre 09, 2008
(Copypasteo del tuenti xD)
Que no tengo ganas de inventarme nada ahora, coñe. Así que vil copypasteo.
Sólo escribo pa decir que estoy muertísima, agh. Levantarme a las seis y media con una gata saltando en mi cama y mordiéndome pies, manos y NARIZ... es agotador.
Tan agotador que a pesar de haber soportado el blablablamuchaspalabrasblabla del profesor de italiano y el de morfología (menos mal que hoy no tenía más clases), a pesar de haberme metido en la bolsa de empleo, ido a la red de araña, al banco, a la autoescuela, pasado por el mercachona pa no comprar nada (primero voy a agotar mis provisiones de guisantes y queso fresco, lol) y llegar a casa hecha un desastre (menos mal que ha sido entrar y ponerse a llover JUSTO DESPUÉS) , para descubrir que la guiri de mi piso NO tiene todavía los 600 leros que tiene que pagarle a la inmobiliaria... y que nos van a bronquear ahora cuando lleguemos. Y claro, la culpa será nuestra (cuando llevo diciendoselo varios dias y hoy ha intentao sacar 300 leros del CAJERO y normal que no le hayan dejado sacarlo xDDDDDDD)
Y ains, debería ir también a la biblioteca a devolver un libro... apuf. Qué pocas ganicas, lo que tengo ganas es de tomarme un té calentito con leche y echarme la siesta.
Lo de pasar apuntes... lo dejaré pa más tarde, o pa el puente. Y tengo que leerme El Cantar del Mío Cid... en español antiguo. Yupi xD. Necesito un diccionario español moderno-español vernáculo... o algo así.
¿Los venden?
Por si fuera poco, tenía tan pocas ganas de ná, que he comido ahora (guisantes... con jamón). A las cinco. Y cuarto. Que a esas horas me debería estar comiendo la manzana de la merienda, pero en fin xD. Que sólo hay manzanas. Es lo que tiene comprar una bolsa BESTIALMENTE grande por un euro con veinte. Que acabas de manzanas hasta... hasta donde el shinigami perdió el cuaderno, fíjate lo que te digo.
Y tengo el flequillo empinao. Gajes del oficio, de alisárselo y que llueva y haga efecto dedos-en-el-enchufe.
'cause I worth it. Toma ya xD.
Está sonando: Shadowman, de Afro Celt Sound System.
Sólo escribo pa decir que estoy muertísima, agh. Levantarme a las seis y media con una gata saltando en mi cama y mordiéndome pies, manos y NARIZ... es agotador.
Tan agotador que a pesar de haber soportado el blablablamuchaspalabrasblabla del profesor de italiano y el de morfología (menos mal que hoy no tenía más clases), a pesar de haberme metido en la bolsa de empleo, ido a la red de araña, al banco, a la autoescuela, pasado por el mercachona pa no comprar nada (primero voy a agotar mis provisiones de guisantes y queso fresco, lol) y llegar a casa hecha un desastre (menos mal que ha sido entrar y ponerse a llover JUSTO DESPUÉS) , para descubrir que la guiri de mi piso NO tiene todavía los 600 leros que tiene que pagarle a la inmobiliaria... y que nos van a bronquear ahora cuando lleguemos. Y claro, la culpa será nuestra (cuando llevo diciendoselo varios dias y hoy ha intentao sacar 300 leros del CAJERO y normal que no le hayan dejado sacarlo xDDDDDDD)
Y ains, debería ir también a la biblioteca a devolver un libro... apuf. Qué pocas ganicas, lo que tengo ganas es de tomarme un té calentito con leche y echarme la siesta.
Lo de pasar apuntes... lo dejaré pa más tarde, o pa el puente. Y tengo que leerme El Cantar del Mío Cid... en español antiguo. Yupi xD. Necesito un diccionario español moderno-español vernáculo... o algo así.
¿Los venden?
Por si fuera poco, tenía tan pocas ganas de ná, que he comido ahora (guisantes... con jamón). A las cinco. Y cuarto. Que a esas horas me debería estar comiendo la manzana de la merienda, pero en fin xD. Que sólo hay manzanas. Es lo que tiene comprar una bolsa BESTIALMENTE grande por un euro con veinte. Que acabas de manzanas hasta... hasta donde el shinigami perdió el cuaderno, fíjate lo que te digo.
Y tengo el flequillo empinao. Gajes del oficio, de alisárselo y que llueva y haga efecto dedos-en-el-enchufe.
'cause I worth it. Toma ya xD.
Está sonando: Shadowman, de Afro Celt Sound System.
martes, octubre 07, 2008
Beatha: Perfeccion
Otra historieta sobre Liam ^^
Es sábado por la noche y tras una cena que consistía en ensalada y pescado -Liam quería fritanga variada y patatas- se han tumbado en el sofá. Ninguno tiene inconveniente en, tras haberse duchado al llegar del trabajo, subir los pies en la mesilla del café.
Sam siente cómo, al alzar las piernas sobre el mueble se hunde más en el mullido hueco. No es que no le guste, pero si de pequeño había tenido miedo a algo, había sido a aquel colchón de casa de su tía Mary que era pura espuma, que al tumbarse se hundía y le daba la sensación de que un día se lo tragaría. Y aquel mueble, traído de casa de Maeve, la abuela de Liam, quien si quería tirarlo por algo sería, tiene el mismo propósito: devorarlos un día de éstos.
Una cerveza -rubia- en la mano (la negra se acabó hace unos días y no han ido a comprar) cada uno, el pijama puesto, acomodados, y es noche de sábado. Lo que significa película de la tele / videoclub (depende de la programación) + "Más allá", un programa que ralla lo sensacionalista en historias de fantasmas. Casas destrozadas por demonios, duda sobre la existencia de ovnis, ángeles, y esas cosas de pirados. Cosa que, por cierto, les divierte muchoa ambos, porque para gente con potencial mágico es muy fácil ver los polstergeist, duendes o fantasmas en pantalla, haciendo cortes de manga al presentador o reportero en escena, o insultándolo, o contando chistes vulgares.
El juego está en que cuando presentan lo que viene a continuación, tienen que adivinar de qué monstruo se trata antes que el otro. El presentador entonces anuncia que van a mostrar una vivienda devastada, donde sus propietarios están viviendo una pesadilla. Espíritus de gente asesinada, agresiva, y con sed de venganza. Mordeduras, libros que salen volando, portazos y gritos.
- ¡Doxys! -grita Sam.
- ¡Duendes! -Liam intenta que su voz suene más fuerte que la de su compañero.
Leprechauns. Resultan ser leprechauns de verbena. Con un montón de botellas de alcohol leprechaun desperdigadas por todos lados, y que los dueños de la casa patean sin querer al no verlas ni oírlas. Y los duendes se revuelven, enfadados y borrachos, contra ellos y les regalan todo tipo de pellizcos, tirones de pelo, puntapiés y todas las palabras obscenas que se les ocurren. Uno, apostarían que el más ebrio de todos, se atreve incluso a hacerles un calvo, y Sam y Liam estallan a carcajadas tras ver ese culo pecoso y feérico por quinta vez en lo que va de programa. El castaño ríe con aquella vibración profunda desde su pecho que sólo parece sentir él cuando le escucha. Quizá es por lo pillado que está, pero le encanta.
Y se quedan allí, repantingados en el sofá, que les hace efecto ventosa, y le escucha proponer otra película porque no tiene ganas de levantarse, cuando termine el programa. Y no hay ganas de irse a dormir, pero sí de seguir incrustados en la espumilla de los cojines.
Escogen una de acción. Una que ya tienen muy vista, pero que no importa. Liam desprende la manta que tienen en el respaldo y se la echa por encima, ofreciendo una parte a Sam, quien acepta gustoso.
Y están a media película, cuando nota a su compañero acomodarse. La pierna encima. Sobre la de él, apoyada a lo largo, desde el muslo, sólo para estar más cómodo. Y luego nota cómo los cojines se hunden un poco más porque se acerca y se inclina hacia él, contra su costado, apoyando su casi adormilada cabeza sobre el hombro del moreno.
Y Samhradhán McNamara se siente genial. Porque siempre ha visto que Liam no es un chico físicamente afectivo desde que empezaron la carrera. Porque sí, da abrazos y besos, cuando se ha dado pie a ellos, con cuentagotas, casi, si no se trata de sus sobrinos, para los que tiene un cupo ilimitado de mimos. Porque le encantan sus muestras de cariño inesperadas, espontáneas. Porque están juntos.
En ese momento no necesita más. Para otros puede parecer que una noche de sábado en casa, comiendo como el resto de los días, con un botellín de cerveza, un par de películas, algo de tele y un sofá viejo delante de ésta es el peor plan del mundo. Pero él sólo tiene que rodear sus hombros con el brazo derecho y se convierte en una noche perfecta.
Sam siente cómo, al alzar las piernas sobre el mueble se hunde más en el mullido hueco. No es que no le guste, pero si de pequeño había tenido miedo a algo, había sido a aquel colchón de casa de su tía Mary que era pura espuma, que al tumbarse se hundía y le daba la sensación de que un día se lo tragaría. Y aquel mueble, traído de casa de Maeve, la abuela de Liam, quien si quería tirarlo por algo sería, tiene el mismo propósito: devorarlos un día de éstos.
Una cerveza -rubia- en la mano (la negra se acabó hace unos días y no han ido a comprar) cada uno, el pijama puesto, acomodados, y es noche de sábado. Lo que significa película de la tele / videoclub (depende de la programación) + "Más allá", un programa que ralla lo sensacionalista en historias de fantasmas. Casas destrozadas por demonios, duda sobre la existencia de ovnis, ángeles, y esas cosas de pirados. Cosa que, por cierto, les divierte muchoa ambos, porque para gente con potencial mágico es muy fácil ver los polstergeist, duendes o fantasmas en pantalla, haciendo cortes de manga al presentador o reportero en escena, o insultándolo, o contando chistes vulgares.
El juego está en que cuando presentan lo que viene a continuación, tienen que adivinar de qué monstruo se trata antes que el otro. El presentador entonces anuncia que van a mostrar una vivienda devastada, donde sus propietarios están viviendo una pesadilla. Espíritus de gente asesinada, agresiva, y con sed de venganza. Mordeduras, libros que salen volando, portazos y gritos.
- ¡Doxys! -grita Sam.
- ¡Duendes! -Liam intenta que su voz suene más fuerte que la de su compañero.
Leprechauns. Resultan ser leprechauns de verbena. Con un montón de botellas de alcohol leprechaun desperdigadas por todos lados, y que los dueños de la casa patean sin querer al no verlas ni oírlas. Y los duendes se revuelven, enfadados y borrachos, contra ellos y les regalan todo tipo de pellizcos, tirones de pelo, puntapiés y todas las palabras obscenas que se les ocurren. Uno, apostarían que el más ebrio de todos, se atreve incluso a hacerles un calvo, y Sam y Liam estallan a carcajadas tras ver ese culo pecoso y feérico por quinta vez en lo que va de programa. El castaño ríe con aquella vibración profunda desde su pecho que sólo parece sentir él cuando le escucha. Quizá es por lo pillado que está, pero le encanta.
Y se quedan allí, repantingados en el sofá, que les hace efecto ventosa, y le escucha proponer otra película porque no tiene ganas de levantarse, cuando termine el programa. Y no hay ganas de irse a dormir, pero sí de seguir incrustados en la espumilla de los cojines.
Escogen una de acción. Una que ya tienen muy vista, pero que no importa. Liam desprende la manta que tienen en el respaldo y se la echa por encima, ofreciendo una parte a Sam, quien acepta gustoso.
Y están a media película, cuando nota a su compañero acomodarse. La pierna encima. Sobre la de él, apoyada a lo largo, desde el muslo, sólo para estar más cómodo. Y luego nota cómo los cojines se hunden un poco más porque se acerca y se inclina hacia él, contra su costado, apoyando su casi adormilada cabeza sobre el hombro del moreno.
Y Samhradhán McNamara se siente genial. Porque siempre ha visto que Liam no es un chico físicamente afectivo desde que empezaron la carrera. Porque sí, da abrazos y besos, cuando se ha dado pie a ellos, con cuentagotas, casi, si no se trata de sus sobrinos, para los que tiene un cupo ilimitado de mimos. Porque le encantan sus muestras de cariño inesperadas, espontáneas. Porque están juntos.
En ese momento no necesita más. Para otros puede parecer que una noche de sábado en casa, comiendo como el resto de los días, con un botellín de cerveza, un par de películas, algo de tele y un sofá viejo delante de ésta es el peor plan del mundo. Pero él sólo tiene que rodear sus hombros con el brazo derecho y se convierte en una noche perfecta.
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